Dice mi neurona: "A ver. Si para que una marca sea conocida se hace spam a troche y moche tanto físico como por Internet, teléfono o por la calle (y eso es legal aparentemente) y ello redunda (aparentemente) en mayor conocimiento de la marca y más ventas, entonces (dos puntos) ¿No tiene el mismo resultado práctico el intercambio por Internet de pelis y otras cosas?"
Y yo le doy algo de razón a mi neurona, porque creo que está claro que la gente que baja pelis, libros y documentales no se iría al cine o a la librería a comprar el producto si de hoy para mañana le cerrasen el grifo de Internet. Lo que si es cierto es que se visionan muchas más pelis y se leen muchos más libros que antes y que luego en boca-oreja se encarga de hacer propaganda de ellos (y alguno los comprará).
Es lo mismo que pasa con las marcas de moda/pago. Ninguna sería tan conocida ni tan popular si no existiese la piratería/imitación y, en el fondo, es un gran marketing. No creo que ningún ricacho vaya a comprar un Rolex o una pieza de Swarovsky al mercadillo. Lo que si puede pasar es que algún pringao con fortuna vaya a una joyería a comprarse algo auténtico (por primera vez en su vida) si le toca la lotería.
Aunque moralmente me parezcan reprochables algunas de esas conductas (no todas) no creo que sea un problema crucial para la supervivencia de las empresas y sociedades que más se quejan de las mismas. Lo que toca hacer es adaptarse "a lo que hay" como hace todo el mundo sea empresario o empleado.
¡Ah! también me recuerda mi neurona que las bajadas desde Internet se pueden hacer porque se paga un mogollón de dinero entre todos a los proveedores (Telefónica entre otras). Se supone que si cortasen estas bajadas la banda ancha sería algo innecesario para mucha gente de a pie.
Todo esto es fruto de una impresión de mi neurona, nada más.
